sábado, 7 de noviembre de 2015

"ESE SEGUNDO DE MAS..."


Ese segundo de más….es el que me pierde.
Llevaba meses queriendo escribirle a “ese segundo de más”,  a “ese “inoportuno segundo de más,  
el culpable de un sinfín de situaciones.Si no llega a ser por ese segundo de más…me habría ahorrado muchos disgustos, aventuras y desazones. Pero es que “ese maldito segundo de más” me acompaña desde hace años. 
Si no llega a ser que la mirada de…(llamemosle X) duró un segundo de más, no me habría fijado en él ni de coña. Si no llega a ser por ese segundo de más que duró el silencio entre …( llamemosle Pepe) y yo, 
nunca me habría dado cuenta que existían razones ocultas e inconfesables.
¡Lo tengo comprobado!, todo marcha como tienen que ir, cuando las cosas duran lo que tienen que durar. Una mirada con el del banco, un saludo a un vecino, un abrazo a un amigo, un silencio, un beso, una sonrisa, un adiós. Pero si la sonrisa de la panadera o el saludo del vecino del 5º o si el silencio de un amigo, dura un segundo de más…estoy perdida. Lo sé. Lo tengo comprobado. He llegado a enamorarme, por ese segundo de más. He llegado a odiar a alguien, por ese segundo de más. He llegado a hacerme una película inconexa y absurda, porque alguien ha sujetado mi mano un segundo de más o ha tardado en levantar la mirada un segundo de más. Por muy absurdo que parezca, temo a ese segundo de más, que hace que ame, deteste, ignore, admire, deseé, me enfríe o idolatre.
Ese segundo de más, que duro nuestra conversación, ese segundo de más que nos quedamos embobados, ese segundo de más que duró tu explicación, ese segundo de más que duro la pausa entre palabra y palabra. Ese traicionero segundo de más, hizo que me sonrojara, ese despiadado segundo de mas, hizo que te perdonara, ese inoportuno segundo de más, me delató. 
Así que todo está bajo control, siempre y cuando no me sorprenda ese segundo de mas.
Tengo que confesar, que el muy desapegado, hace meses que no me juega malas pasadas. Tal vez por eso me haya decidido a escribirle. Últimamente, todo dura lo que tiene que durar. Un hola, un adiós, un gracias en el supermercado, un hasta luego , una mirada en el metro, un gesto, un beso, una sonrisa, un silencio, un suspiro.